Hola, hola!!
Como prometí hace tiempo, voy a empezar a profundizar más en lo que
abarca la fotografía en sí, forma de hacer la foto deseada, cómo llevar a cabo
nuestras ideas preconcebidas, etc.
Muchas veces tenemos clara la idea que queremos llegar a plasmar y
aunque no siempre consigamos hacerla realidad, si previamente tenemos clara su
ejecución, es muy probable que obtengamos nuestro objetivo final sin muchos
problemas. Pero, ¿qué pasa cuando tenemos claro lo que nos gustaría que apareciese
en nuestra foto pero no sabemos cómo sacarle el jugo que realmente tiene? Es
aquí cuando suelen aparecer las dudas sobre
cómo colocar el sujeto en cuestión o sobre cómo sacar la foto sin
necesidad de mover dicho sujeto. Es ahí cuando tenemos
que empezar a tener en cuenta las diferentes reglas de la fotografía, y una de
ellas la conoceremos hoy.
La regla de los tercios
Puede que ya la conozcas o por el contrario cabe la posibilidad de
que no hayas oído nunca hablar de ella. Existe una regla dentro de la
fotografía conocida como Regla de los Tercios, y ésta no es otra cosa que una
manera sencilla de aprender a colocar los elementos de forma adecuada para
evitar que una foto se nos quede plana. Cuando en la imagen no prevalezca la
altura ni la anchura de la misma o nos dé la sensación de que no tiene
profundidad, diremos que es una fotografía plana. Algo tan sencillo como cuatro líneas nos van
a servir para saber hacer una buena foto.
Evidentemente, estas líneas no son al azar ni carecen de
explicación. La regla de los tercios consta de dos líneas horizontales
paralelas y combinadas con dos líneas verticales también paralelas.
Si observas la foto, hay cuatro
intersecciones. ¿Sabrías para qué sirven? ¿Tienes alguna idea de cómo llevar
esto al terreno fotográfico? Vamos a hacernos a la idea de que lo que estamos
viendo no es otra cosa que nuestra cámara enfocando. Como te explicaba antes,
si pusiésemos un sujeto en el centro de la cuadrícula, obtendríamos una foto
plana y por el contrario, si pusiésemos el sujeto en la esquina inferior
derecha, le estaríamos dando profundidad a la foto y seria una forma muy
acertada de darle todo el protagonismo al elemento principal ya que, nuestro
ojo se centra en un primer plano en todo aquello que se encuentra a la derecha,
“discriminando” el resto. Si todavía quisiésemos hacer más palpable la
profundidad de la imagen, nos bastaría con poner un segundo elemento en la
esquina superior izquierda, una forma de darle ubicación al sujeto
principal.
Sé que todo este rollo puede ser un poco difícil de entender, por ese motivo aquí te traigo tres fotos que te van a ayudar a entenderlo.
El primer ejemplo es la imagen plana o
estática. Si te fijas en la foto, la profundidad que tiene no es muy
perceptible, de forma que casi se podría
decir que no existe tal profundidad. Ojo, cuando hablamos de este tipo de fotos
simplemente las estamos identificando, no corrigiendo. Es decir, que la foto sea
o deje de ser plana no significa que esté o no mal tomada, es muy importante
tener esto claro.
También deberías saber que dependiendo
de la altura en la que coloques al sujeto, obtendrás diferentes
resultados. Si lo ubicas en la parte
superior (siguiendo en el centro de la imagen) conseguirás una foto activa y
distanciada, mientras que si colocas al sujeto en la parte inferior, el
resultado será una imagen más pasiva cuyo protagonista parecerá más próximo.
En esta segunda foto se puede apreciar un
poco más la profundidad. Pero esta no es la única cosa que sucede cuando
encuadramos el sujeto al lado derecho, también conseguimos una imagen más
tranquila, ya que da la sensación de que el sujeto está saliendo. Normalmente,
cuando se quiere dar demasiado protagonismo al elemento que se está
fotografiando, colocarlo en el lado derecho suele ser la forma más recurrente
de hacer la toma (sobre todo la fotografía macro), aunque ya esto es una
cuestión de gustos, y ya sabes que sobre gustos no hay nada escrito.
Por último, nos encontramos con dos
elementos en lugar de uno solo, los
cuales, al no encontrarse en la misma línea (que sería uno al lado del otro)
podemos apreciar que el que se encuentra más alejado del objetivo y por lo
tanto, más desenfocado, nos da la sensación de tener otro tipo de profundidad que supera a la de la foto anterior. A mi parecer esto ocurre porque al entrar algo nuevo en
escena (que aunque tiene todo el protagonismo, es parte importante de la foto)
nos “sitúa” un poco más dentro de la imagen y nos deja ser consciente de la
distancia que existe entre las dos cosas, o lo que es lo mismo, conocer la
profundidad que realmente hay.
Aunque me gustaría decirte que se acaban
aquí las miles de formas de componer una buena foto, me temo que no puedo. Existen muchísimas formas más y la
regla de los tercios no es la única ley que tiene la fotografía. Como por
ejemplo, la proporción áurea, de la que puede que hayas podido oír hablar por que es
una regla matemática utilizada para un sin fin de cosas, y como no podría ser
menos, para la fotografía. ¿Sabías que de esta proporción es de donde deriva la
regla de los tercios? Si quieres saber un poco más del tema, te animo a que veas
este vídeo en el que explican bastante bien en qué consiste.
Llegados a este punto dime, ¿qué tal vas?
Espero que te vayan quedando más o menos claras las distintas formas de sacarle
provecho a una buena foto, pero ya sabes que si tienes alguna duda o si simplemente te apetece darme tu opinión, te invito a que me cuentes qué te ha
parecido el post, ¿te gustaría que hablásemos algo más de composición?
¡Cuéntamelo!
Un abrazo!